Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (CGCOP) el abuso de esmaltes permanentes y semipermanentes puede provocar alteraciones y daños irreparables en las uñas de los pies ya que se estima que el 7 % de la población tiene intolerancia a los compuestos de los esmaltes y algunos de los daños pueden ser irreparables.
Como es de suponer los esmaltes dificultan la transpiración de la uña, pero además conllevan otra serie de problemas:
- Pérdida de brillo y roturas: Se produce ya que la lámina ungueal se pule para dejarla porosa y que se adhiera mejor el gel que se usa para dar forma y dureza a la uña
- Debilitamiento y pérdida de grosor. El gel y el esmalte se retira mediante limado lo que provoca ese debilitamiento y hace que las uñas sean más propensas a la rotura. También tras este proceso pueden aparecer manchas amarillas y blancas (granulomas de queratina) además de infecciones por hongos.
- Infecciones y pérdida de uñas. Los esmaltes al ser más duraderos impiden el crecimiento natural de las uñas. Se genera una oclusión de la uña favoreciendo la aparición de infecciones, por bacterias u hongos, que hacen que la uña se ablande y se despegue.
En verano se ven en consulta muchos más problemas de hongos en las uñas ya que la gente se realiza tratamientos más agresivos y porque se crea calor y humedad entre el esmalte y la uña.
Algunos de estos esmaltes están formados por compuestos altamente agresivos como el tolueno, el formaldehído y el ftalato de dibutilo. Hay que fijarse bien en la composición ya que estos tres últimos se han relacionado con trastornos reproductivos, lesiones en el sistema nervioso e incluso cáncer
La pedicura semipermanente tiene riesgos si se abusa de ella, pero está totalmente contraindicada cuando las uñas no están sanas (por ejemplo, si se realiza para disimular manchas amarillas u hongos).
* Nuestro consejo es no abusar de estos esmaltes y evitar llevarlos más de 15 días *