Todo el mundo ha oído hablar sobre los helomas, más conocidos como callos, un problema podológico muy frecuente. En realidad, es una acumulación de células muertas en una zona concreta del pie que va endureciéndose según va pasando el tiempo. No es más que una manera que tiene nuestro cuerpo de protegerse frente a la presión que realiza un determinado tipo de calzado sobre nuestros pies. Por eso tenemos que hacer caso de ellos ya que es una señal de que estamos utilizando un calzado inadecuado, como por ejemplo zapatos demasiado grandes o pequeños o con una horma muy ajustada.
Además del calzado pueden producirse por otras razones como padecer dedos en garra anomalías biomecánicas. Para evitar su formación y cualquier problema derivado más grave, recomendamos acudir a la consulta podológica antes los primeros síntomas.
También hay zonas dónde es más probable su aparición como el talón, la almohadilla del pie o el dedo meñique ya que está en contacto directo con el calzado.
Consejos para su eliminación:
-Si se trata de una acumulación de células muertas pequeñas se pueden tratar en casa utilizando una lima o una piedra pómez.
-Si son grandes o provocan dolor lo mejor es acudir a la consulta podológica donde utilizarán el método más adecuado para su eliminación.
Cómo evitar los callos en los pies:
-Utiliza un calzado adecuado a la forma de tus pies. El roce del zapato es el principal origen de los callos por lo que hay que asegurarse de qué no sean demasiado apretados ni demasiado holgados.
–Hidrata tus pies ya que la sequedad facilitará su formación. El mejor momento para hacerlo es al salir de la ducha y antes de ir a dormir así conseguirás tener la zona hidratada y suave.
– Si eres propenso a tener callos puedes utilizar productos de ortopedia especialmente diseñados para ello y que te permitirán andar sin dolor.
Si quieres tener unos pies sanos y bien cuidados sigue nuestros consejos y si por cualquier razón necesitas del consejo de un especialista no dudes en preguntarnos.