Con el buen tiempo empezamos a aparcar nuestras botas, botines y calzado de invierno para sacar nuestro calzado de primavera. Por ello necesitamos hacer el “cambio de armario” de calzado y para ello vamos a seguir unas sencillas normas:
- Lo primero es tirar el calzado roto, desfasado o que se ha quedado pequeño. Cuando se encuentra muy deformado o gastado ya no sujeta el pie correctamente permitiendo movimientos inadecuados. Hay que comprar calzado nuevo teniendo en cuenta que debe ser cómodo desde el primer día.
- Nunca hay que guardar los zapatos sucios, hay que eliminar manchas y polvo, así como los restos de suciedad de suelas y tacones. Si están mojados debemos esperar a que estén complemente secos para guardarlos.
-si el calzado es de piel: limpiar con un paño poco húmedo y aplicar crema incolora.
-si es de ante basta con cepillarlos para eliminar el polvo y suciedad.
- Para que no se deformen y mantener la forma de la horma, los rellenaremos con papel de periódico si ya no conservamos los que venían al comprarlos.
- El siguiente paso es almacenarlos en cajas de cartón. Si no tenemos espacio suficiente podemos guardarlos en bolsas de tela, nunca de plástico ya que no transpiran y puede afectar negativamente en la piel.
- Guardaremos las cajas o bolsas 𝐞𝐧 𝐮𝐧 𝐬𝐢𝐭𝐢𝐨 𝐬𝐞𝐜𝐨 𝐲 𝐥𝐢𝐦𝐩𝐢𝐨. Con esto conseguimos proteger el calzado de la humedad..
- Para mayor comodidad podemos clasifícalos por tipo: botas, calzado deportivo, zapato plano… incuso añadir una foto a la caja y así será más fácil encontrarlos cuando los necesites.
Como último consejo evita utilizar naftalina o cualquier otra sustancia química si guardas tus zapatos por más de un mes. La naftalina tiene un olor fuerte y puede impregnarse en tus calzados de piel. En su lugar, utiliza astillas de cedro, ya que su olor es más agradable.