Se trata de una infección causada por el virus del papiloma humano que se aloja en las dos primeras capas de la piel sin llegar a las más profundas.
Su apariencia es de coliflor en la que suelen aparecer puntos negros.
Lo más normal es que duela al pellizcar y si está recubierta de queratina puede incluso doler al presionar.
Causas:
– Se producen por contagio cuando a través de heridas o grietas que se tengan en el pie se entra en contacto con el virus.
– Suelen afectar a niños entre 12 y 16 años.
– Los lugares más frecuentes de contagio son duchas públicas como las de piscinas, gimnasios etc.
Tratamientos:
– Quemaduras químicas. Se utilizan ácidos que se dejan durante determinado tiempo y se requiere de curas posteriores.
– Quemadura térmica a través de láser con sus curas correspondientes.
– Mediante sustancias vesicantes (compuestos químicos que destruyen los tejidos). Es el método más efectivo, pero también el más agresivo ya que se provocan úlceras pequeñas y requiere de curas más estrictas.
– Cirugía, siempre y cuando otros tratamientos hayan fallado.
Prevención:
– No caminar descalzo y usar chanclas en duchas comunes vestuarios o piscinas.
– Mantener los pies limpios y secos sobre todo entre los dedos.
– No compartir calzado y toalla.
–Cambiar de calcetines dos veces al día.
– Proteger y curar las grietas y heridas ya que es por donde entra el virus.
Lo más importante es evitarlas mediante la prevención y tener cuidado porque muchas veces hay quien las confunde con callos o durezas. Ante cualquier duda lo mejor es acudir a tu podólog@ de confianza para un diagnóstico correcto y el tratamiento más adecuado.